Durante años Ferrari ha lanzado series de supercoches que representaban los máximos logros tecnológicos transferidos por la compañía a sus coches de carretera. Entre ellos se incluyen el GTO, el F40 y el F50. A esta familia de vehículos con prestaciones extremas se unió en 2002 el Enzo Ferrari, que era la expresión de la última tecnología y conocimientos adquiridos de la Fórmula 1.
En el transcurso de su historia Ferrari ha producido, a intervalos regulares, deportivos extremos que son la máxima expresión del momento de su tecnología y de sus logros orientados a las prestaciones, para ponerlos a disposición de sus clientes para uso en carretera. Esta política ha hecho que se produzcan algunos de los modelos más extraordinarios en la historia de la marca. Cada uno de ellos representa lo más avanzado en términos de ingeniería orientada hacia las prestaciones, con ejemplos de la talla del 288 GT0, el F40 y el F50. Lo que todos estos coches compartían, sin embargo, no eran sólo sus prestaciones excepcionales sino también el hecho de que fueron producidos en ediciones estrictamente limitadas. A ese grupo exclusivo se unió en 2002 el Enzo Ferrari, un supercoche del que se construyeron nada más que 399 unidades. En el momento de su lanzamiento el Enzo contenía la más avanzada tecnología derivada de los circuitos. Lo que le hacía realmente único era precisamente que se beneficiaba de un trasvase de tecnología en un tiempo en que Ferrari tenía una impresionante racha de victorias en Fórmula 1.
El objetivo que se marcó Ferrari fue convertir al Enzo en un vehículo con un sistema integrado por el que podría mejorar su rendimiento según la capacidad del conductor, a través de un interfaz hombre-máquina al estilo del empleado en Fórmula 1.
Nunca antes el estilo de un Ferrari había estado tan influenciado por la función. El trabajo en el túnel de viento, en la pista y en la carretera se centró por encima de todo en alcanzar las máximas prestaciones posibles, lo que dio como resultado un coche sin compromisos. La sección frontal del Enzo estaba inspirada, tanto en la función como en la forma, por el morro tipo cono de los monoplaza de Fórmula 1, mientras que sus flancos fueron esculpidos para canalizar los flujos de aire para una excelente dinámica de fluidos interna.
La sección trasera tampoco tenía un gran alerón, ya que los ingenieros optaron en su lugar por unas ayudas aerodinámicas mucho más sutiles y por un efecto suelo de alta eficacia. Pininfarina hizo un trabajo majestuoso para dibujar éstas y otras funciones juntas, y moldeó una línea increíblemente carismática.
El aspecto del coche, su tamaño compacto y los objetivos de reducción de peso daban lugar a un habitáculo estrictamente funcional. De hecho, todas las superficies principales eran de fibra de carbono sin adornar, mientras que el volante llevaba todos los botones e interruptores de control del vehículo, como en un Fórmula 1. Incluso la estructura de los asientos de competición era de fibra de carbono. Se podían combinar diferentes respaldos y tamaños de asientos para asegurar una perfecta postura de conducción, en línea con el gusto de sus propietarios y su envergadura.
El Enzo daba paso a una nueva generación de estilo del habitáculo: el interfaz hombre-máquina era más eficiente que nunca y todos los esfuerzos iban encaminados a garantizar que el conductor encontrara la posición óptima para sacar el máximo partido a las prestaciones extremas de su coche.
Mientras que el F50 entró en la historia del automóvil por ser el primer coche que tomaba la tecnología de la Fórmula 1 para su uso en la carretera, a través de un motor que derivaba directamente del utilizado en el monoplaza de 1990, el Enzo ofrecía una gama de soluciones más centradas en fusionar tanto las enseñanzas de la pista como las de la carretera. El resultado, una completa lista de soluciones vanguardistas del Enzo que aparecerán posteriormente en otros Ferrari: su increíblemente compacto y ligero V12, sus discos de freno de fibra de carbono, el interfaz hombre-máquina, sus elementos aerodinámicos y otras muchas cosas.
El chasis del Enzo estaba construido con paneles tipo sandwich en nido de abeja hechos de fibra de carbono y aluminio, que proporcionaban los resultados deseados en rigidez, reducción de peso y seguridad.
El motor del Enzo era un V12 a 65º completamente nuevo, basado en la experiencia de Ferrari en F1 y, por ello, con algunas soluciones técnicas únicas. Tenía una cilindrada de 5.998 cc, una potencia de 660 CV a 7.800 rpm y un par máximo de 67 mkg a 5.500 rpm. Su relación de compresión era de 11,2 a 1 y la potencia específica de 110 CV por litro. El nuevo V12 estaba hecho para entregar una potencia única, una gran cantidad de par a bajas vueltas y para poder ser utilizado en una amplia gama de revoluciones. La caja de cambios iba montada en la parte trasera, directamente conectada con el motor, y sólo estaba disponible en versión F1.
La prioridad del Enzo en su diseño fue recortar los tiempos del paso entre una y otra marcha (que bajaron hasta 150 milisegundos) para ofrecer una extraordinaria conducción deportiva. Eso se conseguía gracias a una nueva lógica de control y a otros refinamientos que, en línea con la vocación extrema del vehículo, estaban menos influidos por las consideraciones de confort.
El sistema de frenos del Enzo estaba desarrollado específicamente por Brembo para él y equipaba los discos CCM (Material Carbono Cerámico), la primera vez que se empleaban en un Ferrari, a pesar de haber sido utilizados durante años por la Scuderia de Fórmula 1. Esto también contribuyó en gran medida a que el Enzo lograra unos resultados excepcionales de frenada.