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Un 27 rojo para Jacques Villeneuve

16 aprile 2019

El mono es más ancho del que un piloto llevaría normalmente. El casco, sin embargo, es el mismo, con el mismo diseño que llevaba en su debut porque, como le gustaba decir ya en su época de campeón del mundo de Fórmula 1, «el casco representa el alma del piloto que lo lleva, así que debería permanecer inalterable a lo largo de toda su carrera». Sigue llevando el pelo rubio platino, un look con el que sorprendió al paddock de la categoría reina en 1997-1998: parece más una estrella del rock que un temerario de la velocidad.

Bueno, es que Jacques Villeneuve, en el fondo, es una estrella del rock. No solo por atreverse a ir contracorriente, sino también por su carrera como músico, con la que ha cosechado no pocos éxitos en Canadá, con temas como Father, dedicado a su padre, Gilles Villeneuve. El piloto que hizo emocionarse a millones de aficionados de todo el mundo y que elevó a la categoría de leyenda un número en blanco sobre lateral rojo: el 27.

Con aquel número, y a los mandos de un coche dominado por el color rojo y con un Cavallino Rampante en el capó, Jacques Villeneuve se lanza al Campeonato de Italia de GT. Villeneuve, Ferrari y el número 27: una tríada indisoluble para los ferraristas. Aunque nunca llegó a competir en la categoría reina con la escudería, Jacques es un piloto muy querido por los fans del equipo, que no dejan pasar ni una oportunidad para pedirle una foto o un autógrafo, contándole anécdotas de su padre y haciéndole sentirse, a todos los efectos, «uno más de la familia».

Recordemos concretamente el Gran Premio de Italia de 1979, en Monza, en el que Gilles escoltó a Jody Scheckter hasta la bandera de cuadros para completar un doblete que dio el título al sudafricano. Una imagen que sigue presente en los corazones de los fans de la escudería.

Vuelves a competir con un Ferrari con el número 27. Hasta ahora, solo lo habías hecho una vez: en 2013, en Le Mans, cuando disputaste dos carreras del Campeonato de Francia de GT al volante del 458 Italia GT3 del equipo Sport Garage, junto a Eric Cayrolle. ¿Cómo te sientes?

«Me gusta volver a ponerme al volante de un Ferrari, ¡sobre todo porque aquella vez no pude pilotarlo tanto como habría querido! Y pasar del 458 Italia GT3 al 488 GT3 es como viajar al futuro. El 488 es muy rápido, muy divertido de conducir y muy ágil de manejar. Correr en Monza también es muy especial, porque es un circuito en el que no solo he competido en la Fórmula 1, sino que llevo haciéndolo desde mi época en la Fórmula 3, y me gustan sus largas rectas y sus curvas cerradísimas. Me gusta que mi regreso a la competición sea precisamente aquí».

Ya has podido probar el 488 GT3 en Vallelunga. ¿Cómo abordaste la prueba, y qué aprendiste de aquellas sesiones?

«La primera prueba me sirvió para coger referencias y, sobre todo, para habituarme a la velocidad y la frenada, porque hacía tiempo que no pilotaba. También me sirvió en muchos otros aspectos; por ejemplo, para preparar el asiento, y para familiarizarme con los múltiples botones del volante y mandos para configurar el coche. Hoy en día los coches llevan tanta electrónica, y tan avanzada que, sin una preparación adecuada, te arriesgas a no emplearla bien para aprovechar al máximo las prestaciones».

¿Qué te sorprendió más del 488 GT3?

«La velocidad que alcanza, este coche y los GT3 actuales en general; no olvidemos que pilotamos coches muy parecidos a los que se hacen en fábrica».

Participarás en el campeonato con el equipo Baldini, una escudería ganadora que participa en algunos de los campeonatos más importantes de la categoría GT. ¿Qué te animó a sumarte al proyecto, y cuál fue la primera impresión que te llevaste del equipo?

«Desde el primer contacto demostraron una gran profesionalidad. No me ofrecieron una carrera puntual, sino un proyecto importante, que exige una preparación y un trabajo a lo largo del fin de semana de la carrera, que es algo que echaba de menos. La idea de poder participar en un campeonato entero, aunque ya sé que en la última carrera no estaré en la parrilla de salida, me hace sentir como en mi anterior época deportiva. Otra prueba de lo en serio que se toman el proyecto es la presencia de Giancarlo Fisichella, que ya ha competido con el equipo».

¿Cómo te has preparado físicamente para enfrentarte a este tipo de carreras, tan diferentes de las de la Fórmula 1?

«Procuro mantenerme siempre en forma en general; hay que estar a punto por si suena el teléfono, como sonó cuando el equipo Baldini me invitó a competir con ellos. Hay músculos, como los del cuello, que cuesta más trabajar, pero si has entrenado específicamente esa zona en el pasado, recuperas pronto la forma. Obviamente, mis compromisos laborales como comentarista televisivo de la Fórmula 1 me dejan poco tiempo para una preparación especial, pero estoy contento con mi nivel de forma».

Pilotarás en pareja con Stefano Gai y Giancarlo Fisichella. Fisichella, concretamente, fue rival tuyo en la Fórmula 1. ¿Qué recuerdos guardas de aquellos duelos?

«Competimos juntos en la Fórmula 1 durante muchos años y, en general, siempre hemos tenido una buena relación. Sí que tuvimos una pequeña bronca en una fase de clasificación (GP de Europa 2006, N.d.R.), que es algo que pasa bastante a menudo, solo que aquella vez había cámaras. Pero hicimos las paces enseguida, como debe ser. Giancarlo ha sido siempre muy tranquilo fuera de la pista, pero muy rápido como piloto».

A diferencia de la Fórmula 1, aquí el compañero de equipo no es un rival, sino la primera persona con la que consensuar decisiones. ¿Es fácil llegar a acuerdos?

«¡Desde luego! Sobre todo porque este es un coche que Giancarlo conoce muy bien, y para mí es fundamental hablar mucho con él, entender y aprender y, en lo que respecta a la configuración, seguir sus indicaciones. Que, además, es algo que encaja bastante bien con mi estilo de pilotaje».

Entre tus muchos títulos, solo te faltan las 24 Horas de Le Mans. ¿Tienes pensado volver a intentarlo algún día, quizá al volante de un Ferrari?

«Fíjate si han pasado años, y aún me duele ese segundo puesto en una edición que podríamos haber ganado (la del 2007, N.d.R.). Hay que tener en cuenta que, para ganar en Le Mans, es imprescindible competir para un fabricante; si surgiera algún proyecto interesante en ese sentido, me plantearía volver a intentarlo. La parrilla es muy competitiva algunos años, y menos competitiva otros, pero lo que cuenta es ver tu nombre en el palmarés».

¿Qué recuerdos tienes de Ferrari de cuando eras pequeño? ¿Habías estado alguna vez en Maranello? ¿Conociste a Enzo Ferrari?

«Bueno, son recuerdos de infancia y, por tanto, un poco lejanos. Sí que conocí a Enzo Ferrari, una vez que mi padre fue a Fiorano a hacer unas pruebas. Es un recuerdo muy fugaz, de segundos, pero se me quedó grabada la grandeza del personaje».