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Pasión

Mi Ferrari «de diario»: Herwig Mullens

En nuestro primer artículo sobre el creciente número de propietarios de Ferraris que utilizan sus coches como vehículo de diario, hablamos con Herwig Mullens, agente inmobiliario y conductor de un 812 Superfast
Texto: Kevin M. Buckley - Fotos: Dennis Noten

Probablemente todo empezó con Murray Walker. Para el adolescente Herwig Mullens, el aclamado sonsonete del comentarista de la BBC al entonar «y Nigel Mansell toma la bandera a cuadros» se convirtió en parte del folclore de la Fórmula 1 en la década de 1990. «Era en la BBC, en inglés, pero siempre lo seguíamos desde Bélgica», comenta sonriendo ante el recuerdo.

Ese gran interés por el automovilismo se manifiesta hoy en día en la que es su segunda temporada en la serie Ferrari Club Challenge tras haber realizado su curso en Corso Pilota: «No dejéis de mencionar a mi gran instructor, Marco Didaio», insiste. El mes pasado, este hombre de Hasselt corrió en el famoso circuito austriaco de Spielberg. Ha conducido Ferraris en carretera durante mucho más tiempo.


Herwig Mullens canalizó un amor adolescente por las carreras de autos en un amor de toda la vida por Ferrari. Los compra para conducirlos todos los días, y su 812 Superfast ha hecho 25.000 km en solo dos años

En 2012 compró un F12berlinetta. «Todavía lo tengo. Nunca puedes vender tu primer Ferrari». Tiene dos hijos mayores «y ambos me dicen “no, no, papá, no lo vendas"», ríe. Cuando se trata de su colección de Ferraris, Mullens tiene el mismo tipo de enfoque directo que ha dado tanto éxito a este hábil cincuentón en el mundo de los bienes raíces: «La vida es demasiado corta para conducir coches aburridos», opina.

No hay nada «diario» en su actual «coche de diario», un hermoso 812 Superfast cuyas elegantes líneas se ven realzadas por una estilosa decoración de «Grigio Silverstone». «No me importa hacer kilómetros», insiste Mullens. «Yo creo que, cuando tienes un Ferrari, no debes limitarte a aparcarlo en el garaje para mirarlo. Están hechos para conducirlos». Y cuando dice conducir, lo dice en serio. Este querido F12 tiene ahora 35 000 kilómetros. En un F8 Tributo recorrió 10 000 en dos años, mientras que, en el mismo periodo, con el 812 ha recorrido 25 000 elegantes kilómetros.


Herwig Mullens se sienta a los mandos de su orgullo y alegría, el 812 Superfast que usa tanto como puede, y dice «Cuando lo aparco, siempre le dirijo una última mirada, simplemente para admirarlo»

Está claramente enamorado de su actual corcel. «Es un GT con las líneas de un Daytona clásico: nariz larga, cola corta. La dirección a las cuatro ruedas te hace sentir seguro, es una ventaja al tomar las curvas». Hace tiempo que dejó atrás cualquier aprensión por utilizar un coche tan llamativo en entornos cotidianos: «Ese primer paso se supera», asegura como consejo para los ferraristas más precavidos. «Sí, eso de preguntarte qué dirá la gente. Pero ¿sabes qué? Tengo 54 años y, guste o no, este es el coche que conduzco».

Mullens percibe una tendencia creciente a que aparezcan Ferraris en entornos más ordinarios, en vez de salir solo en ocasiones especiales. No queda excluido ningún lugar. «Nos vamos de vacaciones en el 812, hay un muchísimo espacio para el equipaje. Voy a la oficina con él. Mi mujer hace la compra con él. No hay ningún problema para utilizar aparcamientos subterráneos, sea donde sea. No está en un museo, esa es la cuestión». 

El Sr. Mullens pone el pie en su Cavallino Rampante en las carreteras rurales cerca de Sint-Truiden, al este de Bruselas

Sí que nos hace una confesión, casi sintiéndose culpable. A veces, tras aparcar su 812 Superfast frente a la oficina, de vez en cuando se asoma a la ventana para contemplarlo. ¿Miedo a los ladrones?


«No», sonríe para sí, divertido. «Cuando lo aparco, siempre le dirijo una última mirada, simplemente para admirarlo».