Descendiente directo del 315 S, el 335 S hizo su debut en las famosas Mille Miglia de 1957, con Alfonso de Portago al volante como sustituto de última hora del indispuesto Luigi Musso. El coche marchaba tercero cuando surgió la tragedia cerca de Guidizzolo, en la que perdieron la vida De Portago, su copiloto Edmond Nelson y 14 espectadores. El aluvión de protestas que llegó a continuación acabó con la era de las pruebas de alta velocidad en carretera en Italia. El 335 S también participó en las 24 Horas de Le Mans, donde logró la vuelta rápida a una media superior a los 200 km/h. Además, logró las dos primeras plazas en los 1.000 Km de Venezuela, que contribuyeron al triunfo de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Constructores.