Este ejemplar único fue el último Ferrari de competición con motor delantero en ganar las clásicas 24 Horas de Le Mans, en 1962, conducido por unos pilotos legendarios: el americano Phil Hill y el belga Olivier Gendebien. Estaba basado en un chasis TR modificado, con una distancia entre ejes mayor y una suspensión trasera independiente. El propulsor, un V12 Tipo 330 monoárbol y de cuatro litros de cilindrada, daba 390 caballos.
La línea de la carrocería era la de las clásicas barquetas de los años cincuenta. Rápido y fiable, después de su primer triunfo en la carrera para la que había sido fabricado se vendió al equipo NART de Chinetti para participar en otras pruebas.