El sueño de Deborah

08 marzo 2019

Federico Fabbri

La pasión de Deborah Mayer por Ferrari abarca desde coleccionar automóviles hasta ponerse detrás del volante en un campeonato GT. Su próximo objetivo: crear un equipo compuesto solo por mujeres para la European Le Mans Series.


En consonancia con su dinámico estilo de vida en las altas finanzas, tener una magnífica colección de automóviles Ferrari no era suficiente para Deborah Mayer. También quería competir. Cuando visitó Fiorano hace poco para ver de cerca un Ferrari 488 GTE muy especial, Mayer desveló su pasión por Ferrari. Este modelo en particular es fundamental para sus planes de crear un equipo compuesto solo por mujeres en la próxima European Le Mans Series (ELMS), en colaboración con Kessel Racing. 

El pasado diciembre Manuela Gostner (Italia), Michelle Gatting (Dinamarca) y Rahel Frey (Suiza) consiguieron el segundo puesto en su categoría en las 12 Horas del Golfo en Abu Dabi en un Ferrari 488 GT3 con el apoyo de la FIA Comisión de Mujeres en Deportes de Motor. «Nos estrenaremos en Le Castellet» confirma Mayer. «Es una carrera de cuatro horas». Admite que se daría por satisfecha con un segundo puesto.

Cuando estaba en el colegio, le gustaban todo tipo de deportes. Más tarde se enamoró de los coches. Hizo el examen para el carnet de conducir en cuanto cumplió los 18.

«Aún recuerdo la sensación del volante en mis manos», nos cuenta. «La increíble satisfacción de ser capaz de controlar la potencia del coche con mi pie derecho y hacer rugir el motor». ¿Su primer Ferrari? «Un 599 GTB Fiorano con un motor V12». Tenía la transmisión Superfast de F1. «Tenía un cambio de marchas en 100 milisegundos» explica, mientras sus ojos se iluminan al recordarlo. «El 12 cilindros tiene un sonido completamente único», declara entusiasmada. «¡Ningún otro motor se le parece!» Dicho esto, los Ferrari V8 también tienen un lugar en su corazón. El 458 Challenge EVO de su carrera inaugural llevaba un V8, así como el 488 GT3 de sus primeras apariciones en GT.

Mayer comparte su pasión por la pista con su compañero, Claudio Schiavoni: «Nos conocimos por motivos de trabajo. Pronto me di cuenta de que también estaba loco por los coches y le apasionaba Ferrari. Entonces hicimos juntos el curso de conducción Corso Pilota del Cavallino Rampante, por lo que pudimos obtener nuestras licencias de piloto». Tiene las ideas muy claras en lo que respecta al automovilismo. «Los deportes de motor son complicados, especialmente con automóviles tan potentes. Incluso en las carreras no profesionales puede haber cualquier evento inesperado o un accidente a la vuelta de la esquina», admite. Por este motivo los dos hicieron alrededor de 15 000 kilómetros con Sergio Pianezzola, Andrea y Giacomo Piccini como entrenadores, y con Thomas Kemenater, el jefe del equipo Kessel Racing, a modo de preparación para la temporada de 2016.

Después de una temporada y media compitiendo en el Ferrari Challenge Europe, probó las carreras de GT. De inmediato supo que esa iba a ser su especialidad. Debido a su inminente maternidad, Mayer se mantendrá alejada de las pistas por un tiempo, pero ya está pensando en volver a finales de 2019 «y después para el campeonato completo en 2020». Tras el nacimiento de su primer hijo solo se retiró durante un par de meses antes de reaparecer en el famoso circuito Le Castellet en su Francia natal.

Para Deborah es importante tomarse la seguridad con profesionalidad. Ese es uno de los motivos por los que se decidieron por Ferrari. «Saber que el 488 GTE y el GT3 son los más seguros en su categoría es simplemente lo mejor» señala Mayer. Necesita poder confiar plenamente en sus coches. «Como piloto de carreras tienes que confiar en tu vehículo al 100 % para poder ir más allá de los límites. Cuando estoy al volante de mi Ferrari, me concentro totalmente en el rendimiento, en lo que tengo que hacer para adelantar a mi rival, en cómo reaccionar ante el tráfico en la pista».