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Pasión

Recordando a Gianni Agnelli

A los 20 años de su muerte, rememoramos la pasión del Avvocato por Ferrari
Texto: Umberto Zapelloni

Sin el Avvocato Agnelli probablemente Ferrari no sería hoy un orgullo italiano. Sería estadounidense, francés o incluso chino, como ha ocurrido con tantos fabricantes de automóviles de la Vieja Europa. Gianni Agnelli, de cuya muerte se cumplen 20 años el 24 de enero, fue cliente, socio y, luego, propietario de Ferrari pero, ante todo, un gran admirador de la Scuderia Ferrari y un curioso coleccionista de sus coches.

Sin ese acuerdo del 18 de junio de 1969, anunciado tres días después, Ferrari difícilmente habría podido desarrollar su sueño hasta llegar a cotizar, primero, en la bolsa de Wall Street y, luego, en Piazza Affari.

Ese día, Fiat decidió ayudar a Ferrari convirtiéndose en socio al quedarse con el 50% de la empresa, con la garantía de convertirse en propietario, adquiriendo el 90% de la misma, el día en que falleciera el Commendatore. 

Gianni Agnelli en una conversación profunda con Enzo Ferrari: aunque ambos son profundamente apasionados por sus empresas, los dos hombres nunca discutieron sobre negocios

El abogado siempre ha estado enamorado de Ferrari y de los Ferrari. Se los hacía prácticamente a medida. De hecho, se podría decir que fue el creador de los "one-off". Hace unos años, algunos de sus Ferrari estuvieron expuestos en el Museo Enzo Ferrari de Modena. Un ejemplo de su gusto por la estética y su amor por la casa de Maranello. Todo empezó con el 166 MM. Su elegancia fascinó tanto al Avvocato en el Salón del Automóvil de Turín de 1948, que quiso uno personalizado en verde y azul, también en el interior. Fue su primer coche fuera de serie fabricado en Maranello. El primer Barchetta de la historia. En 1952, decidió combinar, en el Ferrari 212 Inter, el azul bicolor 456 de la "familia" con el blanco magnolia del techo, añadiendo dos potentes faros diseñados para disfrutar del placer de la velocidad por la noche.

Si le gustaba un modelo, el Avvocato lo personalizaba. En 1955, hizo colocar un precioso cronógrafo en el centro del túnel de un 375 America creado por Battista Pinin Farina; en 1959, llegó el 400 Superamerica, una pieza única diseñada por Pininfarina, que dio a Ferrari un nuevo enfoque estilístico, que rompía con el pasado.

De vez en cuando, pedía cambios importantes como, cuando a mediados de los 80, quiso un Testarossa Spider equipado con detalles de lujo, como el capó del motor de nuevo diseño y colores especiales: blanco magnolia en la capota, gris Nurburgring en la librea y azul para el interior. También personalizó el F40, que encargó en 1989, con asientos revestidos en tejido de color negro y un embrague electrónico Valeo. El Avvocato también sabía ser generoso: en 2000, encargó a Pininfarina el diseño de una barchetta única aún más extrema, sobre la base estilística del 360 Spider. Fue su regalo de boda para Luca di Montezemolo, el único Ferrari que el expresidente aún conserva en su garaje.

El acuerdo para fusionar Fiat y Ferrari se produjo en 1969, y ambas partes acordaron que la adquisición no debería basarse en el dinero, sino en la creatividad y la posibilidad

El abogado Agnelli hizo las peticiones más extrañas para los coches de carretera, pero jamás opinó sobre la gestión de la Scuderia. La seguía, a menudo iba en su helicóptero a ver las pruebas, los entrenamientos de los grandes premios. Hablaba con los técnicos, los pilotos, se divertía con los periodistas, pero nunca se atrevía a dar consejos. Aunque la Scuderia Ferrari nunca fue como la Juventus, por lo menos mientras Enzo estuvo vivo. “Mi padre estaba impresionado por la fuerza, la capacidad y la perspicacia empresarial de Gianni Agnelli, entre ellos existía un entendimiento natural, que se fue consolidando con los años hasta llegar al acuerdo decisivo de 1969, que dio inicio a una de las asociaciones más sólidas del mundo del automóvil", recuerda Piero Ferrari, vicepresidente de la empresa. Estaba con mi padre aquel día histórico en el que tuve el placer de conocer al Avvocato. A partir de entonces tuvimos claro que, junto a Fiat, nuestra empresa tenía asegurada la continuidad y el desarrollo".

Agnelli y Fiat garantizaron el futuro de Ferrari. Resolvieron las preocupaciones financieras y liberaron su ingenio en otros frentes. Fiat y Agnelli eran los mejores socios que Maranello podía soñar. Se respetaban y se conocían, dos factores que no suelen darse en la adquisición de una empresa. Aquel acuerdo de 1969 obedecía más a una motivación afectiva que económica.

Algunos de los espectaculares coches construidos por Ferrari para Gianni Agnelli y meticulosamente personalizados en estrecha colaboración con él. Incluyen un F40, un 166 MM azul y verde y un 212 Inter azul de 1952

Tras el fallecimiento de Enzo Ferrari en agosto de 1988, Fiat se convirtió en el accionista mayoritario de Ferrari, dejando el 10% de la empresa a Piero. Ya habían empezado a llegar importantes directivos de Turín y, con el paso del tiempo, la relación se intensificó. El Avvocato Agnelli tenía siempre la última palabra, incluso en la elección de los pilotos; por ejemplo, para poder fichar a Michael Schumacher fue necesario contar con su aprobación.

Un día dijo: "A ver, ¿quién es ese Schumacher? ¿Valdrá todo el dinero que pide para venir a pilotar en Ferrari?". No tardó en darse cuenta de que lo valía con creces. Y, precisamente, fue hace 20 años cuando Schumi pilotó el F2003 GA en el Campeonato del Mundo. Las letras GA significan Gianni Agnelli, la dedicatoria que el presidente de entonces, Luca di Montezemolo, quiso hacer al Avvocato, que siempre fue mucho más que un simple propietario.