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Jan Koum de la sociedad WhatsApp muestra su colección de Ferraris

07 febbraio 2018

Olivia Solon

Jan Koum explica por qué el Speciale es tan especial para él.


Jan Koum tiene una amante italiana. Su nombre es Ferrari. Fue un amor a primera vista: ella, un Ferrari 458 Speciale, él, el cofundador de WhatsApp. El romance floreció rápidamente. Así que compró otro. Fue en 2014.

 

Desde entonces, escondido en Silicon Valley, California, el reluciente garaje blanco privado de dos pisos de Koum —que actualmente alberga una docena de vehículos excepcionales— ha abierto sus puertas a otros dos Speciale, más un Ferrari F12berlinetta y un Ferrari F12tdf.

 

Decir que a Jan Koum le gustan los Ferrari sería como describir WhatsApp como una simple "empresa tecnológica de éxito"; en realidad, el servicio cifrado de mensajería telefónica se utilizó el año pasado para enviar unos 63.000 millones de mensajes a unos 1.300 millones de usuarios en ciento ochenta países de todo el mundo.

 

Después de cofundar la empresa en 2009, Jan Koum y Brian Acton, que formaron su equipo en la década en la que Koum trabajó como ingeniero de infraestructuras en Yahoo, vendieron WhatsApp a Facebook por 19.000 millones de dólares (16.300 millones de euros) en 2014. Fue entonces cuando comenzó la historia de amor de Koum con el Cavallino Rampante. El empresario de la tecnología, de 42 años, nacido en Ucrania, que se mudó a Estados Unidos con su madre a los dieciséis años, ahora se ríe: "Siento que Ferrari es mi amante italiana. Cuando conduzco (uno de mis Ferraris de colección) siento que estoy engañando a mis otros coches".

¿Qué fue lo primero que le llamó la atención de Speciale 458? "Cuando lo conducía, me di cuenta de que era un coche muy especial", recuerda. "Es increíble que un motor de aspiración natural tenga este tipo de prestaciones y potencia por litro. Simplemente no lo ves en ningún otro sitio. No hay otro V8 como este".

 

Los futuros cambios en la normativa de emisiones significaron que los motores V8 estarían obligados a adoptar la turbocompresión. Así pues, Koum dice modestamente que sintió que perderse uno de los últimos coches con motor central de altas revoluciones con aspiración natural "hubiera sido un error".

 

Quizá fuera el Speciale el primero atrajera su mirada, pero sin duda está enamorado de todo lo que representa la marca del Cavallino Rampante. "Es la historia de la competición, la ingeniería italiana y toda la pasión italiana dedicada a la producción de estos coches lo que me atrae", dice entusiasmado. "Son apasionantes y divertidos de conducir. Y Ferrari también es una marca única y muy especial".

 

A pesar de hacer fortuna en la tecnología de la comunicación vanguardista, Jan Koum es un tradicionalista. La tecnología sin conductor no es para él. "Hay muchas personas a las que no les gusta conducir y solo quieren ir del punto A al B", admite "Pero hay muchas más personas como yo apasionadas y entusiastas con la conducción".

Para él, los coches eléctricos también son un cambio poco atractivo. Sentir que el motor arranca al girar la llave es una experiencia esencial, casi sensual." "Tengo que oír el sonido del motor y notar el escape", insiste. Soy un poco de la 'vieja escuela' en ese sentido".

Aunque ahora Koum es un hombre extremadamente rico, no ha olvidado la pobreza de su pasado. Su padre, jefe de obra, y su madre, ama de casa, lo criaron en una modesta casa familiar sin agua caliente en un pueblecito a las afueras de Kiev.

La pobreza también arruinó sus primeros años en California, cuando él y su madre necesitaban "cupones de alimentos" para sobrevivir. Resulta revelador que eligiera firmar el contrato con Facebook apoyado en la puerta de un edificio abandonado a unos bloques de la sede de WhatsApp. Era la antigua oficina de asistencia social donde antaño hacía cola para recibir esos cupones de alimentos.

 

Afirma: "Tengo todavía los mismos amigos, el trabajo y la vida personal de antes. ¡Solo que ahora tengo juguetes más bonitos!".