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Pasión

Un viaje extraordinario

40 000 kilómetros, 72 días y siete países. Cómo condujo un hombre su Ferrari 458 Spider a través de algunos de los países más bellos del mundo en algunas de las condiciones más difíciles imaginables
Texto: Tim Bradley
Fotos: Shahaf Galil

Muchos definen el espíritu de aventura como una experiencia inusual, atrevida o emocionante. La de salir de la zona de confort, teniendo en cuenta los riesgos desconocidos, los posibles peligros y, sobre todo, la perspectiva de la emoción que genera emprender el tipo de viaje en el que puede pasar casi de todo. Hay personas que, ante la idea de este tipo de planes, suelen responder con expresiones como «debes de estar loco» o «¿por qué quieres hacer algo así?».


Es justo decir que conducir un Ferrari 458 Spider a través de las montañas nevadas de Escandinavia durante más de dos meses, completamente solo y con neumáticos de verano, sin duda podría considerarse uno de esos planes, pero para Shahaf Galil no fue una locura en absoluto; de hecho, fue un reto que disfrutó. También fue un reto que al final le dio mucho más de lo que esperaba, así como un nuevo respeto por la calidad de fabricación de Ferrari.


Los animales salvajes fueron solo uno de los problemas que enfrentó Shahaf mientras pilotaba su Ferrari 458 Spider durante 25,000 millas a través de Escandinavia

A finales de 2021, a lo largo de más de dos meses, este jefe de una empresa de software israelí condujo un 458 Spider negro durante horas y horas a diario a través de siete países, cruzando ríos y mares, subiendo montañas, encontrando hordas de animales salvajes, luchando contra el agotamiento y presenciando asombrosas escenas de la naturaleza.


Al relatar su experiencia, el afable Shahaf afirma que siempre le han gustado los coches y que toda su vida ha tenido el deseo de explorar. «Cuando vivía en Estados Unidos solía embarcarme en largos viajes por carretera para adentrarme en la naturaleza. Siempre me ha gustado la aventura, desde que era pequeño y me imaginaba que era una especie de pirata», recuerda. «Después, muchos años más tarde, tras hacer una especie de minigira por Europa en un Ferrari alquilado con el que crucé los Alpes y acabé en Venecia, pensé: «Bueno, ¿y ahora qué?».



El 458 Spider resistió magníficamente las exigentes condiciones y distancias

La respuesta a esa pregunta no fue alquilar, sino comprar un Ferrari 458 Spider y emprender un viaje épico que comenzó en Múnich (Alemania), pasó por Dinamarca, llegó a Suecia y recorrió el resto de Escandinavia, un viaje que finalmente abarcaría unos 40 000 kilómetros en 72 días. «Elegí el 458 para hacerlo porque me encanta cómo suena y cómo responde, es increíble», explica Shahaf.


«En realidad, no tenía previsto llegar tan lejos. Pero cada vez que entraba en un país quería tacharlo de la lista y proseguir la aventura.


Como es lógico, el viaje no estuvo exento de problemas. Dado que algunos países siguen aplicando estrictas normas covid, a Shaf se le negó la entrada a Noruega en dos ocasiones e incluso fue deportado. Se le obligó a estar en cuarentena durante una semana. Y, con las condiciones invernales que azotan Escandinavia, empezó a tener verdaderos temores de que el coche no resistiera la dura superficie de las carreteras y la caída de las temperaturas. Temores que, al final, resultaron infundados.



A pesar de conducir algunos días durante 18 horas, Shahaf dice que el viaje fue realmente inolvidable, con algunas vistas mágicas

«Podía sentir las rocas triturándose en los bajos del coche», asegura. «Había nieve, había corrientes. Pero cuando revisé el coche de arriba abajo al final del viaje, estaba perfectamente. Me sorprendió. Hasta los neumáticos estaban bien».


Conduciendo hasta diez horas al día, Shaf empezó a sentir una auténtica conexión con el coche, su compañero constante en el arduo viaje. «A veces sentía, y esto puede sonar estúpido, como si el coche cuidara de mí», sostiene Shahaf.


Shahaf tuvo que hacer 32 viajes en ferry diferentes para cruzar Escandinavia

Y añade: «En cuanto a las maravillas de la naturaleza que encontré, en Islandia y en Noruega había paisajes que apenas podía creer, horizontes que parecían no tener fin, interminables campos de musgo rojo, mares verde cristal con islas dispersas y siete arcoíris a la vez. Cada día parecía traer algo aún más increíble».


Y el que siempre estuvo presente en cada momento fue el inquebrantable 458, que también será el vehículo que utilizará Shahaf en su próxima aventura. En sus palabras, «Lo veo como una obra de arte. Dicen que una buena obra de arte te hace pensar. Una gran obra de arte te cambia. Y este coche ciertamente me ha cambiado para bien».


06 settembre, 2022