1947 fue un año clave en la historia de la escudería Ferrari. El equipo creado por Enzo en 1929 se convierte en fabricante. Termina así su asociación con Alfa Romeo, que figuraba en los propios estatutos de la empresa; Ferrari saca a la pista, bajo el emblema del Cavallino Rampante, coches fabricados en Maranello. De ellos, el primero fue el 125 S. El proyecto del primer Ferrari nace nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, a mediados de 1945, cuando Enzo encarga a Gioachino Colombo diseñar un coche innovador. ¿Su propósito? Estaba claro: ganar a los Alfa Romeo. 

El corazón del coche, para Enzo Ferrari, era el motor. De ahí nace el máximo cuidado al diseñarlo en este primer proyecto: se opta por una estructura de 12 cilindros, indispensable para obtener las mayores prestaciones. La sigla del motor, 125, representa la cilindrada por unidad: si multiplicamos 125 por 12, el resultado es la cilindrada total del motor, es decir, 1500 centímetros cúbicos. El 12 de marzo de 1947 un rugido sacude el campo situado entre Maranello y Formigine: el 125, aún sin carrocería, se puso en marcha, comenzando la aventura de Ferrari.

Dos meses más tarde, el 11 de mayo de 1947, debuta en pista en el circuito de Piacenza: el 125 S, con la S indicativa de una carrocería deportiva (Sport), lidera la carrera cuando se ve obligado a abandonar por una avería de la bomba de combustible. Enzo Ferrari lo definió como «un fracaso prometedor». Pero la primera victoria 100 % Ferrari estaba muy cerca, a días vista: el 25 de mayo de 1947 se disputa el Gran Premio de Roma, en un circuito por las calles que rodean las Termas de Caracalla. Franco Cortese lleva el 125 S a la victoria, completando 40 vueltas y totalizando 137,6 kilómetros a una media de 88,5 km/h. El Ferrari gana con más de diez segundos de ventaja al Maserati de Guido Barbieri, y le saca una vuelta de ventaja al Stanguellini de Guido Scagliarini.

Aquel año se cosecharían seis victorias más, entre ellas la de Parma, con Tazio Nuvolari al volante.