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René Arnoux: Soñando con Zandvoort

En septembre, la F1 sera de retour sur l’historique circuit néerlandais après 40 ans d’absence. Nous avons rencontré le dernier pilote du Cheval cabré à avoir gagné sur ce tracé, l’occasion de passer une journée à évoquer cette glorieuse voiture de 1983
Texto Davide Marchi
Fotografía Anke Luckmann

Este fin de semana, el calendario de la F1 celebra el Gran Premio de Holanda en el renovado circuito de Zandvoort, la única pista que ha llegado a acoger la Fórmula 1 en los Países Bajos.

La Scuderia Ferrari ganó ocho veces en este circuito, incluida la primera vez en 1952 con Alberto Ascari y el último triunfo en 1983 con René Arnoux a bordo de un Ferrari 126 C3.
En aquel campeonato, Arnoux fue una estrella extraordinaria, ya que se batió hasta el final de la ultimísima carrera de la temporada y casi se llevó el título.

Treinta y ocho años después de aquellos acontecimientos, Arnoux y el 126 C2B se reencuentran en la pista de Fiorano, el circuito privado propiedad de Ferrari en el que todos los coches de Maranello recorren sus primeros kilómetros desde 1972.

«No había conducido el 126 C2B desde aquella temporada. Sí que conduje el monoplaza de 1984 en las celebraciones de los 60 años de Ferrari en 2007, pero hacía 38 años que no me subía a este coche. Dios mío, ¡cuánto tiempo ha pasado!», exclama Arnoux. 

Opening the throttle on the 126 CB for the first time in thirty eight years

René tenía 35 años durante aquella temporada memorable. «Con el 126 C2B gané —dominando— en Canadá», recuerda. «Ese fin de semana iba más rápido que los demás ya en los entrenamientos libres y lo mismo ocurrió en la clasificación. En la carrera propiamente dicha, realicé una excelente salida y crucé la meta en primer puesto, más de 40 segundos por delante del Renault de Eddie Cheever y casi un minuto por delante de mi compañero de equipo Patrick Tambay». 

René ganó tanto en Hockenheim como en Zandvoort, pero en Holanda las perspectivas eran muy diferentes: «Recuerdo que estaba un poco enfadado conmigo mismo: había llegado en 12.º lugar el viernes y solo mejoré dos posiciones en la segunda sesión de clasificación del sábado», recuerda Arnoux. «Pero sabía que tenía posibilidades. Habíamos sufrido algunos fallos mecánicos y no había podido sacar lo mejor de mí. Solo era cuestión de acertar en la salida. El domingo les dije a los mecánicos de mi equipo que se prepararan bien, porque presentía que tendríamos motivos para celebrar».

Watch René Arnoux take to the track once again in his beloved 126 C3

«Desde mi posición en el número 10 de la parrilla de salida, me centré en los semáforos: conseguí lo que quizá fue la mejor salida de mi carrera e inmediatamente estaba en el grupo de los mejores», recuerda Arnoux con la mirada risueña. El piloto francés llegó a la primera curva en séptimo puesto, luego adelantó al Lotus de Elio De Angelis, pero ganó otra posición —hasta alcanzar la quinta— cuando Andrea De Cesaris se retiró con su Alfa Romeo. En pocos instantes, René se aproximó al Renault de Cheever y pronto lo superó, una hazaña que repitió con Riccardo Patrese, al volante del segundo Brabham.

En aquel momento, Arnoux se acercaba rápidamente a Nelson Piquet y Alain Prost, de Brabham y Renault respectivamente, que competían entre sí. El ritmo del Ferrari era muy bueno y desde los boxes se decidió parar el coche número 28 para maximizar la ventaja e intentar lo que hoy se llama un «undercut»: parar antes que tus rivales para poner un nuevo juego de neumáticos y después intentar adelantarlos cuando ellos hacen su propia parada en boxes.

El nombre lo dice todo:  René Arnoux, la estrella de Zandvoort en 1983

«Hice una parada en boxes», continúa René, «y los mecánicos estuvieron fantásticos. Me llenaron el depósito y cambiaron los neumáticos en 10,19 segundos, el tiempo más rápido del día por un amplio margen. De ese modo volví a la pista con más velocidad que antes sin haber perdido una sola posición: fue una obra maestra». 

La primera vez que René se subió a su 126 CB, habló con el Cavallino Rampante: Estamos solos tú y yo... y haremos grandes cosas

Por delante, Piquet y Prost seguían luchando. Prost intentó adelantar al rival brasileño, lo tocó y lo mandó contra el muro. En el choque también salió dañado el Renault de Prost y Arnoux se encontró en cabeza. «Pero yo ya iba por delante», señala con orgullo, «porque ese día Ferrari y yo éramos los más fuertes». La guinda la puso Tambay que, tras una mala salida, logró alcanzar el segundo puesto y dar a la Scuderia su 36.ª doble victoria en la Fórmula 1.

De vuelta al presente, Arnoux reflexiona sobre su reciente visita a Fiorano: «Fue estupendo poder ponerse al volante del 126 C2B. Me gusta pensar que este coche es como una máquina del tiempo que me ha permitido volver a aquellos días de 1983. Fueron días felices y llenos de adrenalina», recuerda el francés. 

"Fue estupendo poder ponerse al volante del 126 C2B. Me gusta pensar que este coche es como una máquina del tiempo que me ha permitido volver a aquellos días de 1983. Fueron días felices y llenos de adrenalina"

«No puedo olvidar mi primera prueba aquí», asegura sobre su debut en Fiorano. «Entré en el 126 C2B y lo primero que vi fue el Cavallino Rampante en el volante. Me pareció normal hablarle y le dije: “Al final estamos solos tú y yo. Intentemos llevarnos bien y haremos grandes cosas“. El Cavallino no respondió, pero la prueba salió bien». 

Arnoux hace una breve pausa y después añade: «Así que, al ponerme de nuevo al volante del mismo coche, miré el legendario símbolo del Cavallino Rampante y 38 años después, a la tierna edad de 72 años, volví a hablarle. Le dije: “¡Hola, amigo, nos encontramos de nuevo! Te he echado de menos, vamos a dar otra vuelta rápida“. Entonces metí la primera y salí de los boxes».
03 settembre, 2021