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Mythbusters: El Ferrari V6

Texto: Jason Barlow

Pregunta a cualquiera, incluso a los que no saben mucho de coches, y te dirán que Ferrari es famoso por sus V12. Aunque, el V6 también lleva la firma de Ferrari y tiene una historia emocional que lo respalda.

El hijo de Ferrari, Dino, fue un consumado ingeniero y pensador por derecho propio, pero su vida se vio trágicamente truncada por una enfermedad en 1956. Fue idea suya desarrollar un nuevo motor V6, adecuado para competir en la Fórmula 2, y estudió los detalles técnicos con Vittorio Jano, antiguo camarada de Enzo Ferrari y, ahora, ingeniero jefe, incluso mientras yacía en la cama del hospital. (Es un hecho menos conocido, pero Jano también perdió a su hijo prematuramente). 

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El resultado fue el llamado Dino V6, un motor de 1,5 litros que pronto se puso a trabajar en el elegante Dino 156 F2. Luigi Musso consiguió un tercer puesto en el GP de Nápoles de 1957 con uno de ellos, así como otros éxitos en el GP de Módena. Una evolución constante le hizo crecer progresivamente en capacidad, hasta alcanzar los 2.417 cc y estar en condiciones de participar en el campeonato de Fórmula Uno de 1958. El 246 F1 marcó el primer uso de un motor V6 en la Fórmula Uno y, también, se convirtió en el primero en ganar un Gran Premio, cuando Mike Hawthorn triunfó en el GP de Francia del 58 (el último de Fangio y, tristemente, también la carrera en la que murió el piloto de Ferrari Luigi Musso). Hawthorn ganó el Campeonato del Mundo ese mismo año.

Aunque en una ocasión señaló que «el buey tira del carro, no lo empuja», Enzo Ferrari pronto se dio cuenta de que la configuración de motor central era el camino a seguir en la Fórmula 1. Wolfgang von Trips corrió con un prototipo en el GP de Mónaco de 1960, propulsado por el mismo V6 a 65 grados y 2,5 litros que había llevado a la victoria a tantos Ferrari anteriores. Una versión modificada del mismo coche, con un motor más pequeño de 1,5 litros, ganó la categoría F2 en el GP de Italia de ese mismo año. 

El motor V6 del Dino impulsó tanto al 156 Sharknose como al 246 F1 (en la foto de estudio) a la conquista de títulos de F1

Las cosas eran bastante diferentes en 1961. Fue el año del célebre Ferrari 156 «Sharknose», un coche que devolvió a Ferrari a la vanguardia como respuesta a la creciente ola de (I)garajistas(I) británicos. Fue ideado por Carlo Chiti, un ingeniero que conocía perfectamente las ventajas de un V6. El motor tenía un ángulo de 120 grados, que le permitía montarlo más bajo en el chasis y reducir el centro de gravedad. Los cilindros opuestos de un V6 también comparten los muñones del cigüeñal, por lo que el motor puede ser más ligero y corto, además de tener una mejor integridad estructural. Phil Hill, un piloto de carreras complejo y bastante cerebral, condujo el 156 a la gloria del campeonato mundial en 1961.

El reinado del V6 en la F1 de los sesenta continuó hasta 1963, cuando el motor fue sustituido por el V8, que impulsó a John Surtees hacia la victoria de 1964. En esta época dorada, en la que las carreras de coches deportivos seguían estando a la altura de la F1, también aparecieron versiones del V6 en unicornios de Ferrari como el Dino 196 S (en 1958), el 246 S (en 1960) y, quizás el más memorable de todos, el encantador 206 SP de 1965. Compacto, ligero y ágil que se desenvolvía muy bien en subidas de montaña y carreras como la Targa Florio. Solo se fabricaron 18 ejemplares, muy venerados a día de hoy.

El Dino fue el primer V6 de carretera de Ferrari, pero no llevaba la insignia de Ferrari

Al igual que el Dino de carretera que llegó en 1967. Enzo Ferrari seguía teniendo reservas sobre la idoneidad de la configuración de motor central en un coche de carretera, pero una serie de conceptos de su socio de diseño Pininfarina permitieron allanar el camino hacia la producción. El resultado, aunque nunca llevó el emblema de Ferrari, es uno de los coches más apreciados de la marca.

A pesar de que a primera vista el 206 y el posterior 246 GT parecen similares, en realidad son coches muy distintos en diseño y carácter. Incluso el motor de 2,4 litros de este último hay que ponerlo a altas revoluciones —como un motor de carreras— para sacarle el máximo partido. Una banda sonora alegre y vibrante hace que esto no sea ningún problema. Solo se fabricaron 150 ejemplares del 206 GT, frente a más de 3500 del 246, por lo que el primer modelo es una rareza que lo hace muy apreciado. Aunque, cualquiera de las dos encarnaciones ofrece una experiencia única de seis cilindros. 

El Ferrari 499P, ganador de Le Mans, el F80 Supercar y el 296 GTB utilizan un V6 turbohíbrido de 3.0 litros

También fue el último V6 en aparecer en un Ferrari de carretera hasta el 296 GTB de 2022. Con su ángulo de cilindros de 120 grados, su compacto motor eléctrico y su batería de 7,45 kWh, el motor de 3,0 litros y 830 CV del 296 se basa en los conocimientos acumulados por el equipo de F1 de Ferrari en la era moderna de los híbridos y los turbo. En muchos sentidos, ejemplifica todo lo que representa Ferrari, un logro técnico supremo que hace innecesario el uso de los 12 cilindros.

Esta filosofía también se refleja en el último hipercoche de Ferrari, el F80, cuyo motor deriva directamente del motor que ha llevado a Ferrari a la victoria en el WEC, además de múltiples victorias en las 24 Horas de Le Mans. La historia ha cerrado el círculo: siete décadas después del primer Ferrari V6, el motor más compacto de la gama propulsa el Ferrari de carretera más potente de todos los tiempos.