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Pasión

Marrakech Express

La Cavalcade International de este año fue un evento visualmente espléndido en el que los participantes visitaron ciudades antiguas y las montañas del norte de África
Texto: Tim Bradley

Probablemente, cada vez que se reúne una gran cantidad de Ferraris se monta todo un espectáculo, pero la Cavalcade International de este año fue quizá una de las más memorables, ya que los propietarios de Ferraris se reunieron en Marruecos para experimentar el viaje de su vida. Con unas temperaturas que en marzo alcanzaron los 32 °C y el feroz reflejo del sol en las arenas del desierto, los coches deportivos serpentearon sobre el paisaje árido como han hecho los caminantes durante miles de años. 

La lista de modelos de Ferrari que participaron fue extensa e incluía algunos de los ejemplares más elegantes surgidos de Maranello en los últimos tiempos. Había varios SF90 Spider, 296 GTB, Roma, un LaFerrari, un Daytona SP3 y hasta un F50 venido desde Australia. 


Los propietarios trajeron una gama completa de modelos Ferrari para participar en el evento, desde unos Roma hasta unos 296 GTB y un hermoso F50 rojo venido desde Australia

Por su parte, los pilotos procedían de casi todos los rincones del mundo y viajaron al norte de África para participar desde países como EE. UU., Austria, Taiwán, Japón y, por supuesto, Italia. 

Tras llegar a Marrakech e instalarse en el lujoso hotel de cinco estrellas Mandarin Oriental, los competidores pudieron descansar y alternar antes de prepararse para el viaje por carretera que tenían por delante.

Y el primer día del evento sin duda valió la pena, ya que la Cavalcade se embarcó en un espectacular viaje de ida y vuelta de siete horas y 461 km desde Marrakech hasta la ciudad portuaria de Esauira, en la costa atlántica marroquí. 


Durante tres días de conducción, la ruta abarcó algunos de los paisajes más espectaculares que Marruecos tiene para ofrecer, desde cadenas montañosas y antiguas ciudades de ladrillo rojo hasta vastas extensiones del desierto del Sahara

Una vez concluida la primera parte de la jornada, tras bordear la cordillera del Atlas y almorzar en el paseo marítimo del casco antiguo, cuyas murallas custodian cañones de bronce desde el siglo XVIII, los pilotos emprendieron de nuevo el tramo de vuelta, una ruta más directa con parada en la ciudad de Chichaoua para disfrutar de un café recién hecho.

La tarde acompañó a los coches en su regreso a Marrakech a través de las montañas del Alto Atlas, los motores V8 y V12 rugiendo en medio del paisaje. 

El segundo día del recorrido consistió en conducir unos 350 km hasta el pueblo bereber de Télouet, ubicado en el Alto Atlas, continuar hacia la ciudad fortificada de Ait Ben Haddou y el Tichka, y volver a Marrakech.


Las montañas del Alto Atlas que bordean Marrakech proporcionaron un impresionante telón de fondo y cientos de kilómetros de caminos sinuosos para que la procesión los siguiera


Pero el tercer día de la Cavalcade fue tal vez el más emocionante visualmente hablando, ya que los coches emprendieron un trayecto de 230 km y cuatro horas de duración hasta el desierto de Agafay, donde nómadas a lomos de camellos cruzan ondulantes dunas de arena. 

A su regreso a la base, los coches desfilaron por la histórica medina de Marrakech y la icónica plaza de Jemaa El Fna. El evento se coronó con una lujosa cena de gala y una subasta benéfica en el espléndido Palais Bahia de Marrakech, un palacio del siglo XIX repleto de mosaicos y obras de arte.

Mientras retumbaba el mazo del subastador, los clientes de Ferrari se hacían con objetos de interés de la marca y experiencias exclusivas, como el Corso Pilota Classiche de Fiorano, así como la oportunidad de ver en directo un Gran Premio de Fórmula 1 de 2023 desde el «garaje remoto» de la sede de la Scuderia Ferrari en Maranello. Los beneficios de la subasta se donarán a la FMPS (Fundación Marroquí para la Promoción de la Educación Preescolar, por sus siglas en inglés), una asociación sin ánimo de lucro que fomenta la educación preescolar.

Una vez más, la Cavalcade International ofreció una forma única de combinar la emoción de conducir un Ferrari con la cultura y la camaradería de un viaje grupal a un país verdaderamente hermoso.