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90 AÑOS LEGENDARIOS

10 giugno 2019

Nació de un sueño y se creó gracias al compromiso, la determinación y la vocación innovadora de Enzo Ferrari. La Scuderia Ferrari se fundó en Módena el 16 de noviembre de 1929 y ha protagonizado momentos inolvidables de la historia del mundo del motor. La Società Anonima Scuderia Ferrari (como se llamaba en aquella época) dio qué hablar desde el primer momento tanto en el panorama deportivo italiano, como en el internacional. Primero con los coches Alfa Romeo, que ganaron ya en su segunda carrera, la Trieste Opicina, en junio de 1930, pilotado por el mítico Tazio Nuvolari. Desde entonces, no ha dejado de cosechar éxitos en todo tipo de competiciones, desde la Mille Miglia hasta la Targa Florio, pasando por carreras legendarias como las 24 Horas de Le Mans, Daytona, Spa y las 12 Horas de Sebring.

Y, obviamente, en Fórmula 1. Los 31 títulos mundiales de Ferrari, 15 de pilotos y 16 de constructores, constituyen una plusmarca aún por igualar, que el equipo de Maranello defiende y honra cada año con la misma pasión que hace 90 años. Una exposición en el Museo Ferrari de Maranello, que lleva por título «90 años», deja constancia de esta gloriosa historia a través de los coches de carreras más significativos: desde el Alfa Romeo 8C 2300 Spider, el primero en lucir el Cavallino Rampante en 1932 durante las 24 horas de Spa, hasta llegar al SF71H, el Fórmula 1 con el que compitieron el año pasado Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen.

Entre estos dos monoplazas han transcurrido muchos años, en los que la leyenda de Ferrari ha ido creciendo. Los coches legendarios de esta exposición han protagonizado victorias espectaculares, carreras muy combatidas y también dolorosas derrotas. Comienza con el Ferrari 500, con el que Alberto Ascari ganó dos Mundiales consecutivos, en 1952 y 1953, (fue el primer piloto del mundo en lograrlo). Luego pasamos al Ferrari D50, con el que, tres años más tarde (en 1956), Juan Manuel Fangio ganó el cuarto de sus cinco Mundiales. Uno de los coches de la exposición que más ha “sufrido” es, sin duda, el Ferrari Dino 246 F1 con el que el piloto inglés Mike Hawthorn ganó el Mundial de 1958 con una sola victoria. Superó a su compatriota Stirling Moss por un solo punto y le arrebató el título de primer piloto británico en ganar el campeonato de Fórmula 1. 

Otro coche histórico digno de admiración es el Ferrari 156 F1 de 1963, con el que John Surtees —el único piloto que ha ganado tanto el Mundial de motociclismo como de automovilismo— logró su primera victoria en Fórmula 1. En la exposición también podemos apreciar el 312 T de 1975 del legendario piloto de Ferrari Niki Lauda. Un coche revolucionario por el cambio en posición transversal, que le permitió conquistar su primer Mundial. No menos emblemático es el 312 T4 con el que Jody Scheckter ganó en 1979. Fue el último mundial conquistado hasta que llegaron las victorias del magnífico Michael Schumacher en 2000. De hecho, no podía faltar el Ferrari F2004, el mítico monoplaza con el que Michael Schumacher ganó su último campeonato del mundo, en una temporada en la que se hizo con trece victorias, seis de ellas consecutivas. Y repasando este largo palmarés llegamos al F2007, con el que Kimi Räikkönen se impuso en el campeonato de pilotos con una remontada increíble, que culminó con la victoria en el Gran Premio de Brasil y en la clasificación general por un único punto de diferencia.

Por otra parte, en una exposición dedicada a la Scuderia, que jamás se ha echado atrás ante un reto automovilístico, no podía faltar el homenaje a las victorias logradas en los campeonatos de ruedas cubiertas. Están expuestos, por ejemplo, el 166 MM, protagonista de la primera victoria en las 24 horas de Le Mans, hace precisamente 70 años, y a la que siguieron los triunfos en las 24 horas de Spa y en la Mille Miglia, y el 275 P que dominó las 12 horas de Sebring en 1964, y que luego triunfó en los 1000 km del Nürburgring y las 24 horas de Le Mans. 90 años increíbles, nacidos de la genialidad de Enzo y que han continuado en su nombre, en su memoria, y con su espíritu. Indomable. Siempre en acción.