El 250 Testa Rossa fue diseñado para ofrecer a los clientes que ya habían corrido con el 500 TRC un motor mucho más potente en un chasis similar, para ayudar así a mantener la excelente manejabilidad del antiguo modelo. Los rumores también decían que la FIA establecería un límite de tres litros para los prototipos, algo que efectivamente ocurrió después. Se utilizó entonces el fiable V12 del 250 Gran Turismo, aunque radicalmente retocado con seis carburadores de doble cuerpo. En comparación con el 500 TRC, sólo la tapa de balancines iba pintada de rojo, pero el coche mantuvo el nombre Testa Rossa y ganó el Campeonato del Mundo de Constructores en 1958.