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Un tributo a Sicilia

17 ottobre 2019

Elegancia, competición, historia, exclusividad: una vez más, la edición del Ferrari Tribute to targa Florio ofreció a sus participantes todas las cualidades únicas del mundo Ferrari. Ochenta equipos procedentes de todo el mundo se dieron cita del 10 al 13 de octubre en las carreteras donde se celebraba la histórica competición siciliana que ha visto a Ferrari triunfar en más de 30 ocasiones en diversas categorías.

Con numerosos debutantes embargados por la emoción y el entusiasmo, e incluso con un equipo totalmente femenino, los participantes se subieron a bordo de más de 20 de modelos diferentes, incluidos un 458 Speciale y Speciale A, un 488 Pista Piloti, un 488 Pista y Pista Spider, un 430 Scuderia, un 599 GTO, un F12 tdf y, sobre todo, un Ferrari Enzo y una auténtica pieza de coleccionista, un 250 GT Berlinetta SWB de 1961. Los llamativos colores de los vehículos contrastaban con los magníficos paisajes que durante tres días acompañaron a los autos en esta prueba de regularidad ante la presencia de un público fascinado por el rugir de los motores. 

El evento de bienvenida ofreció a los participantes la primera de las numerosas emociones de las jornadas con una cena bajo los espléndidos frescos del Palazzo Mazzarino de Palermo. Al día siguiente, una primera etapa espectacular hizo comprender a todos la clase de aventura que habían emprendido. Se trataba de atravesar la isla desde Palermo, situada en la costa del mar Tirreno, hasta Siculiana, frente al Canal de Sicilia, recorriendo todo el arcoíris de colores de la campiña siciliana. Mientras disfrutaban de los desafíos de un trazado sinuoso y estimulante, los pilotos pasaban de las plantaciones de naranjos y limoneros a las tierras áridas del interior, con pueblos milagrosamente erigidos sobre las rocas. 

Para finalizar, una espectacular parada ante los templos de la antigua Grecia que perviven en Agrigento. La segunda etapa tampoco defraudó las expectativas y puso a prueba a los modernos Ferraris en los duros trazados de la Targa Florio de los años treinta, que transcurrían entre Cerda y Castelbuono y en los que triunfaron pilotos míticos como Tazio Nuvolari. La parada en Cefalú para el almuerzo fue de ensueño. Se celebró a los pies de la catedral normanda, rodeada de las callejuelas del antiguo poblado árabe y, al frente, el azul del Mediterráneo. 

La última jornada, dedicada enteramente a la fascinante arquitectura de Palermo, atravesaba el antiguo Parque de la Favorita para finalizar con el almuerzo y la entrega de premios en el histórico Teatro Massimo, un espléndido edificio decimonónico del arquitecto Giovan Battista Basile cuya belleza y tamaño lo convierten en uno de los teatros más impresionantes de Europa. 

Digno final para un evento único que llevará a muchos de los equipos a compartir la célebre frase de Federico II de Suabia, que gobernó la isla en el siglo XIII: “No envidio a Dios el Paraíso porque estoy bien satisfecho de vivir en Sicilia”.