Ferrari logo

En la línea de montaje

15 agosto 2019

Gordon Sorlini

En la moderna línea de montaje de Maranello, cada vehículo avanza acompañada de un carrito rojo que contiene exactamente los componentes correspondientes al vehículo que tiene asignado. Este es un resumen de los complejos y sofisticados programas de planificación que conducen hasta allí


Cualquier tecnología que sea lo bastante avanzada se asemeja mucho a la magia”. Así lo afirmaba Arthur C. Clarke, uno de los escritores de ciencia-ficción más leídos y respetados del siglo XX, y conocido por obras maestras como "2001: una odisea del espacio" e incontables relatos breves. Cualquiera que tenga la suerte de ver las futuristas líneas de montaje de Ferrari seguramente llegaría a la misma conclusión. Los vehículos se mueven a lo largo de las líneas de forma automática y silenciosa mientras unos grandes relojes digitales informan a los trabajadores del tiempo que tienen para finalizar cada fase de las operaciones. No parece una fábrica en absoluto, y mucho menos un lugar donde se fabrican coches deportivos de altas prestaciones.

Rápidamente hay algo que llama la atención: junto a cada vehículo de la línea de montaje se sitúa lo que parece ser un simple carrito rojo. Ningún Ferrari podría fabricarse sin estos armarios metálicos móviles, ya que cada uno de ellos contiene todos los cables, tuercas, tornillos, volantes, retrovisores y piezas del salpicadero necesarios para montar solo un determinado coche de la línea (los componentes de más tamaño, como parachoques, asientos o techos plegables, se entregan por separado). Y la preparación de los carritos, la carga del material y la forma en que se inserta a lo largo de las líneas de montaje es una maravilla de la precisión logística.

Todo comienza cuando un cliente pide un coche en el concesionario. Una vez confirmado el pedido, este se envía a Maranello. A partir de ahí, se reserva la hora de montaje y empiezan a enviarse pedidos a los proveedores para que el material llegue al almacén externo de Ferrari. Aquí es donde los carritos se preparan antes de enviarlos a la línea de montaje y emparejarse a "su" vehículo. Cada coche que sale de las dos líneas de montaje de Maranello (una para los modelos y otra para los modelos V8) es casi único: hay diferencias de colores y opciones. Sin embargo, todos ellos recorren suavemente las mismas líneas, incluidos los modelos hechos a medida.

Por tanto, puedes tener, por ejemplo, un 488 Pista, seguido de un Portofino y un Pista Spider, y cada uno de ellos irá acompañado de su propio carrito personal. Cada coche de la línea necesita aproximadamente un total de 10-15 carritos de componentes en función del modelo y del tipo de personalización solicitada.

Y, antes de que se vacíe uno de los carros, ya está en camino el siguiente con todo el material necesario para continuar la producción y se introduce como "por arte de magia" en el puesto de trabajo adecuado y justo en el momento necesario. Se establece así un nuevo "emparejamiento". Tras la preparación de cada carrito hay una gran cantidad de trabajo: envío de pedidos a proveedores, recepción de componentes en el almacén, trabajadores asignados para preparar el material exclusivo de cada coche...

Un día antes de que el vehículo empiece su viaje por la línea de montaje, se entregan en el almacén todos los componentes del kit de materiales. Cinco horas antes de empiece la producción, se carga el primer carrito y se envía a la línea de producción. A lo largo del día, una serie de camiones especiales efectúan numerosos viajes entre el almacén y las líneas de montaje de Ferrari para transportar los carritos vacíos en una dirección y los nuevos carritos con material en la otra. En total, se trasladan unos 550 carros de un lado a otro diariamente. Aunque todo el proceso puede parecer magia, por supuesto no lo es. Pero la próxima vez que veas un imponente Ferrari nuevo saliendo por las puertas de Maranello, piensa en ese proceso de montaje complejo y minucioso que convierte en realidad cada uno de estos coches soñados. Y piensa también en ese humilde carrito de metal.